Hace pocas semanas Mall Plaza Antofagasta censuró la exposición “Expuestos”, del artista Nelson González, la cual alcanzó a estar en exhibición por magras 48 horas. Esta muestra es fruto de un proyecto FONDART y consiste en una serie de fotografías artísticas de personas desnudas. La colección estuvo antes presente en la Casa de la Cultura y en el hall de Correos de Chile, ambos sitios de libre acceso y alta concurrencia. Sólo en el mall local se halló con una administración que opinó que la muestra no es apropiada para el público general.
Que el problema de fondo no era el desnudo o semidesnudo en las fotos lo prueba que la misma entidad ha acogido alegremente a la farándula local e importada que, en términos de centímetros cuadrados de piel, muchas veces ha revelado bastante más y de manera declaradamente provocativa. ¿Cuál es entonces el criterio usado para censurar esta muestra y no, digamos, la elección de Miss Reef? Al llevar a cabo un acto de censura, lo menos que el censor debe hacer es explicitar su línea ideológica. Mall Plaza lo hace. Institucionalmente declara encarnar los valores: Liderazgo, Trabajo en Equipo, Creatividad, Innovación, Orientación al Servicio y Espíritu de Superación. Opino, sin embargo, que la clausura de la muestra va en contra de estos valores. No es de una institución líder ni innovadora ni creativa ni orientada a servir a sus visitantes el ejecutar un acto tan anticuado y limitado como es privar a su público del contacto con la cultura en una ciudad donde los espacios de contacto entre el público y el arte no abundan. Quizás la inteligencia de la administración del mall antofagastino interpreta tales valores de modo diferente, pero, volviendo al ejemplo del párrafo anterior, me cuesta concebir una interpretación consistente que por un lado permita alojar a las Chicas Reef y por otro expulse a un proyecto FONDART.
¿Hay algo especial respecto a este mall? No cuenta con biblioteca o galería de arte (como sí los tienen Mall Plaza del Trébol y Mall Plaza Norte, por ejemplo), por lo cual culturalmente languidece. Al mismo tiempo la administración hace grandes despliegues de recursos para facilitar exhibiciones militares, desfiles de moda o en general actividades más bien frívolas en sus dependencias. Por supuesto no es función de los malls divulgar la cultura sino promover el consumo, pero incluso esta función podría ser llevada a cabo de manera bastante más noble por su administración, al menos no constituyéndose en un obstáculo tan flagrante para el encuentro entre la comunidad y nuestras manifestaciones artísticas que, a paso de caracol, nos tratan de convencer de que somos una capital moderna y no un pueblito donde el control de lo que hacemos queda en manos de unas pocas personas.
[Carta enviada a El Mercurio de Antofagasta, 3 de agosto de 2007]
Concuerdo totalmente con lo expuesto. No hay consecuencia en los actos. Produce rabia y desconsuelo ver como la sociedad cada día se encarga de “echar a peder” la poca cultura que nos queda.
Una lastima para el artista.
Nada más que decir!
Eiiiii
cambiemos el post
yo también quiero leerte
besos
te quiero mucho